Otoño.

Otoño es el crujir de las hojas. Es el olor a cocina de carbón y a pimientos asados. Abrigo por la mañana y rebeca a mediodía. Es estrenar las botas de agua y el chubasquero. Otoño es un café caliente mientras diluvia a través del cristal. Es arañar cada día un minuto más al solSigue leyendo «Otoño.»

Maravillosa.

La sensación crece y se hace tan visible que envuelve todo. En menudo lío se ha metido. Bendita aventura que comenzaba unos pocos meses atrás. El miedo se transforma en entereza y millones de sentimientos, que jamás creyó tener, brotan inevitablemente. Maravillosa locura ésta la que le ha tocado vivir.

Favoritos.

Querría vivir en sus ojos para siempre. Ese pequeño ecosistema otoñal lleno de marrones traslúcidos. Una mirada perenne a veces agotada pero repleta de verdad. Pequeñas arrugas laterales que delatan sonrisas eternas. Sin duda los elegiría mil y una veces.

Intuición.

Se le ha estropeado el auricular derecho. Tremendo coñazo cuando tiene que recorrer medio país en tren. Odia volar. Encima, no tiene tiempo de ir al “todo a cien” de su barrio y, sí también, sabe de sobra que hace por lo menos mil años que nadie los llama así. Maleta, almohada de viaje ySigue leyendo «Intuición.»

Rodríguez.

Le pica la espalda justo ahora que había encontrado postura. Se revuelve entre las sábanas y el nórdico. Nada, que no logra dar con el punto exacto. Otra ronda de contorsionismo y esta vez por poquito. Estar de Rodríguez es necesario de vez en cuando, pero estas cosas no entraban en el guion.

Despiste.

Hurga en el bolso buscando las llaves. Siempre se esconden cuando más prisa tiene. Encima tiene que ir al baño. Desesperada pone el bolso boca abajo y deja trabajar a la gravedad. Rebusca sin cesar entre la jungla de tickets arrugados, paquetes de clínex semivacíos, filtros olvidados, folletos de publicidad que no puede evitar cogerSigue leyendo «Despiste.»

Pum, pum, pum.

Auriculares y metro. El bajo de esta canción guía sus pasos, tanto que podría cerrar los ojos. Pum, pum, pum. Mueve los dedos. Se deja llevar por el interminable pasillo. Pum, pum, pum. Todo absorbe el ritmo: obras, avisos de letreros, escaleras mecánicas, bailes de final de fiesta en el andén, abrazos, saludos, incluso bostezosSigue leyendo «Pum, pum, pum.»

Canciones y constelaciones.

Se sabe de memoria la constelación que forman sus lunares. Casi 30 años de lección a sus espaldas pueden corroborarlo. Su favorita es la que pinta su cuello bajo la nuca. No falla, cada vez que se recoge el pelo piensa en la suerte de cruce de caminos. Su risa continúa siendo la de esaSigue leyendo «Canciones y constelaciones.»

Igual.

Era un día cualquiera, podría ser un martes. Joder ¿hay algo más vulgar que un martes de madrugada? Retrasa el despertador arañando minutos de edredón para luego inevitablemente helarse de camino a la ducha. Café con prisa en el bar de barrio y soltar todos esos buenos días vacíos. El coche no arranca, al menosSigue leyendo «Igual.»

Prisas.

Se muerde las uñas con ahínco y su pierna izquierda tiene vida propia. No deja de darle vueltas a lo mismo, una y otra y otra vez, tanto que se ha saltado tres paradas de metro. Sin notificaciones. Sin cobertura. ¡Mierda! Necesita salir ya. Corriendo por el andén empuja todo aquel que se topa enSigue leyendo «Prisas.»